LA RUTA DEL TÉ: UN UNIVERSO VERDE

Nada más entrar en “La Ruta del Té” nos sorprende esa perfecta combinación entre naturaleza e intervención del hombre que no suele ser fácil de lograr -¡ni de encontrar!-. Un pequeño lago al ingreso y un bosquecito de pinos nos dan la bienvenida con el canto de algún benteveo, martín pescador, tero o cualquier otro pájaro de la extensa lista de especies de aves que tomarán protagonismo al atardecer.

Estaciono en la casa del té, una construcción de 1910 estilo inglés, donde me encuentro con Carolina Okulovich, el espíritu inquieto que creó y lleva adelante este asombroso emprendimiento. Sin preámbulos, empezamos a conversar y ella a transmitir su pasión por esta infusión antiquísima. Habla de lo que lleva dentro. Se nota. Necesito preguntar poco porque sola va explicando e introduciéndonos en todo lo que vemos con gran riqueza y detalle.

Así comienza el viaje por una ruta que no es de carretera sino de vida. Un viaje cultural, milenario y actual, que nos traslada en simultáneo a los orígenes del té en China; a la década del ´50 cuando se comenzó a plantar camellia sinensis -la planta del té- en la Argentina; y también a Rusia, de donde proviene su bisabuelo, don Basilio Okulovich, quien se asentó en Campo Viera y empezó con el cultivo y la producción del té que hoy degustamos.

Y nuestra travesía con Carolina continúa. Ya en su camioneta, vamos a recorrer las plantaciones. Es día de cosecha y observamos dos generaciones de maquinarias en plena acción, la más moderna es la última tecnología que podemos encontrar en nuestro país. Una empresa agro industrial de punta a nuestros pies, certificada por normas de sustentabilidad y cuidados del medioambiente: Don Basilio S.R.L.

Capítulo aparte

Don Basilio S.R.L. vende y exporta su producción a distintos países del mapamundi, principalmente a Estados Unidos, Oceanía, Turquía, Alemania, Polonia y Perú. Pero a Carolina -cuarta generación en la empresa, que nació y creció entre camellia sinensis- esto no le bastaba. Quería ir más allá, seguir innovando.

Aunque estudió abogacía en Buenos Aires, su gen de emprendedora salió a la luz cuando decidió volver a Oberá y hacer realidad un sueño que venía cultivando hace tiempo. Quiso subir la apuesta y volver a producir el té en hebras de la mejor calidad, con su cosecha y elaboración artesanal, y en diciembre de 2012 dio nacimiento a “La Ruta del Té”.

Y es que para ella el té no es una moda del momento ni una oportunidad comercial. Su sabia le corre por las venas. Por eso no solo dice con palabras, comunica con la mirada, con su vida. Estar ahí y estar con ella es como haber formado parte desde siempre del universo de esta infusión milenaria. El té está en todas partes, te abraza, te conquista sin que te des cuenta.

Volvemos al ruedo

La visita sigue a pie. Recorremos el jardín y vemos un muestreo de las distintas clases de camellia sinensis plantadas por el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria). Nos escabullimos en un bosquecito de esta misma planta sin podar, para palparla en directo y observar cómo se arraigó a la perfección en el paisaje y en el suelo misionero.

En este oasis verde también hay otras plantas frutales características de la zona, como la palta y el mamón (papaya), que atraen a los tucanes y a otros pájaros -para los que nos gusta el avistaje de aves, es “el lugar”-.

Las flores naranjas de un tulipán africano, el rosado de las azaleas, los jazmines y las Santa Rita, las tacuaras, palmeras, costillas de Adán, orquídeas y otras variedades de vegetación también impactan con su magia y color en nuestra retina. Y si este espectáculo natural se observa sentado desde la galería de la casa o en los sillones de su terraza, con una infaltable infusión de té frío entre manos, la sensación de paz y tranquilidad se multiplica.

Tu propio té

Entre los atractivos de La Ruta del Té, Carolina ofrece una experiencia insuperable: un curso de tres días donde quienes participan realizan una producción de modo artesanal, desde la planta hasta la taza.

Delantal, sombrero de paja, canasta y… ¡manos a la obra! La aventura y el viaje a los sentidos -aromas, sabores y colores- se entremezclan en cada paso de este proceso, que uno vive como protagonista.

Aún hay más

Acá no termina todo, el restaurante “La vieja fábrica” es parada obligatoria. Construido en una de las primeras fábricas de té negro de América, fue reciclado con techo de madera y paredes de grandes ventanales, y ofrece un exclusivo menú de tres pasos:

1. Espinaca salteada con huevo poché en té verde otoño.
2. Pacú al papillote -¡pescado allí mismo!- sobre un colchón de verduras y acompañado de mandioca frita -cosecha propia-.
3. Mousse de lima con galletita de té y romero.

Y como no podía ser de otra manera, el maridaje es de té frío: verde para el primer paso; Viva Misiones -té verde, té negro, Hibiscus y Marcela- para el segundo; y Green Calm -té verde, jazmín y cedrón- para el tercero. Una explosión de sabores que más que describir hay que probar.

Ahora sí, el día concluye en un carrito de golf que nos lleva a través de la cancha de nueve hoyos del Camellia Golf campos de té, emprendimiento de su hermano Carlos Okulovich. 35 hectáreas creadas por el reconocido diseñador argentino Roberto Serra, un must para los amantes de este deporte.

DATAZO: “La Ruta del Té” es una experiencia única en un contexto natural imponente. Un recorrido junto a las hojas de té que va desde la planta, pasando por su historia y su elaboración, hasta nuestra taza.

MÁS INFO
www.larutadelte.com.ar (visitas y cursos)
www.facebook.com/camelliasgolf

Ubicación / distancias

• A 15 minutos de la ciudad de Oberá, donde hay una gran variedad de hoteles de distintas categorías.
• A 60 km de las ruinas de San Ignacio Miní.
• A 117 km aeropuerto de Posadas, por Ruta 12 y 103.
• A 250 km de las Cataratas del Iguazú.

Sobre nuestra colaboradora especial

Aprovechamos esta nota para presentar a Mariana Arias -¡mi hermana menor!-, que ya hizo producciones de fotos para Estilo DV en ocasiones anteriores y desde ahora empezará a colaborar también desde la redacción.

Mariana es comunicadora social y fotógrafa. Apasionada de la naturaleza y la vida al aire libre. Deportista, dinámica e inquieta. Amante de la filosofía y la antropología, le gusta escribir historias de vida, ir en busca de personas cuya existencia nos inspiran. Da clases y talleres en esos temas principalmente a jóvenes con quienes disfruta de sus diálogos inconformistas, de mirada idealista y soluciones jugadas a los temas de siempre.

Mariana Arias Photos + Comunicación